El 2 de junio es el día mundial del campesino, una oportunidad para honrar y
reconocer el aporte económico, cultural y social que hacen los campesinos a la
sociedad. Ivan Duque sorprendió al país iluminando la torre de Colpatria en “honor” a los campesinos de Colombia, además anunció que la torre estaría así hasta el 7 junio, una semana de elogios y honores para nuestros campesinos.
Sin embargo, mientras Duque prendia lucecitas, el Centro Democrático (su partido) se oponía abiertamente al proyecto de transporte escolar para los niños campesinos, una iniciativa legislativa liderada por la representante Juanita Goebertus. El partido de gobierno se opuso a la posibilidad de mejorar las garantías de protección a los niños campesinos que se transportan en canoas, burros o bicicletas, para ir a estudiar; y las viceministras de Educación y de Transporte, hicieron presencia para decir que el proyecto no era necesario.
Ese mismo día, en la comisión séptima de la cámara de representante se hundía el
proyecto de vivienda rural. Este proyecto buscaba desarrollar el punto 1.2.3 del
Acuerdo de Paz: “…con el propósito de garantizar condiciones de vida digna a las personas que habitan en el campo, el Gobierno Nacional creará e implementará el Plan Nacional de construcción y mejoramiento de la vivienda social rural.” El
proyecto fue hundido sin permitir que se abriera el debate para oír argumentos, o para permitir modificaciones y mejoras.
Gracias a Duque la celebración del día del campesino se extendió toda la semana,
tanto así que el jueves una delegación de soldados y miembros del ESMAD llegaron
hasta la vereda Tercer Milenio en Vista Hermosa, Meta. La delegación del Gobierno tenía como propósito adelantar un proceso de erradicación forzada de cultivos ilícitos en la región, ante la oposición de la comunidad, el ejército y ESMAD arremetieron contra los indefensos campesinos, que sufrieron mutilaciones por granadas aturdidoras, golpizas y amenazas, al menos 8 campesinos fueron heridos.
Las comunidades de Vista hermosa, Guayabero y Putumayo, llevan semanas
solicitando al gobierno nacional abrir un diálogo, pero hasta el momento la única respuesta han sido los gases lacrimógenos.
Desde que inició este gobierno, el programa integral de sustitución de cultivos
ilícitos se estancó, se incumplieron todos los pactos hechos con las comunidades, se desfinanció el programa de sustitución y se están aunando todos los esfuerzos para reactivar las fumigaciones con glifosato, mientras avanza la erradicación forzada en medio de la pandemia.
El ministro de agricultura, haciendo uso de las atribuciones excepcionales creadas por la declaratoria del Estado de Emergencia decretada por Duque, creó una línea de crédito especial a cero interés por 226.000 millones de pesos, para apoyar a los campesino afectados por la crisis generada por el Covid-19. Siguiendo el ejemplo de Andrés felipe Arias, el 94% de estos recursos se entregaron a comercializadoras de productos agrícolas y grandes empresas, el 4% a medianas empresas y solo un 2% llegó a los pequeños campesinos.
Ante el escándalo desatado en la opinión pública por la alerta lanzada desde la Contraloría, los grandes empresarios devolvieron los créditos que habían sido aprobado en cuestión de horas por FINAGRO.
Desde el inicio de la pandemia varias organizaciones campesinas, gremios y líderes políticos le propusieron al gobierno nacional, comprar las cosechas de los campesinos, la propuesta contenía doble propósito, primero garantizar la
alimentación de miles de familias en las grandes ciudades; segundo evitar la pérdida de cosechas y la quiebra de los productores agrícolas. Esto no se hizo, hoy las redes sociales están inundadas de videos e imágenes de millones de toneladas de alimentos, pudriéndose en el campo ante la imposibilidad de comercializarlos, las consecuencias son: hambre en las grandes ciudades y la quiebra del campesino.
Acabó la sustitución voluntaria de cultivos ilícitos, su partido hundió los proyectos de transporte escolar y vivienda rural, no quiso comprar las cosechas, no está implementado el acuerdo de paz, envió el ejército a golpearlos pero iluminó la torre de Colpatria en su honor. ¿Se puede ser mas hipocrita?
La hipocresía de Duque con los campesino de Colombia, es un reflejo del desprecio de la clase política hacia el pueblo trabajador, que con sudor y esfuerzo soporta y paga los inmorales sueldos de quienes están, en el gobierno.