El comité del Paro Nacional publicó un comunicado el 20 de junio de 2020, en el que plantea siete puntos para mitigar las consecuencias económicas que brotaron como resultado del aislamiento.
El comité del Paro Nacional publicó un comunicado el 20 de junio de 2020, en el que plantea siete puntos para mitigar las consecuencias económicas que brotaron como resultado del aislamiento. Uno de los puntos más importantes del comunicado es el «Apoyo al sistema educativo público dirigido a garantizar la matrícula cero en las instituciones de educación superior públicas, y subsidios dirigidos a garantizar la continuidad de los estudios en las instituciones de educación superior privadas». La Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles (ACREES), que hace parte del comité, se pronunció sobre el tema y planteó que en estos largos meses de aislamiento, padres de familia y estudiantes se quedaron sin recursos para solventar los gastos del semestre entrante.
Ante esta petición, y como era de esperarse, el Gobierno de la República negó de entrada la posibilidad de tener una matrícula cero para el segundo semestre del 2020 y el primer semestre de 2021. Le ofrecieron a los estudiantes, en cambio, acogerse a los diferentes tipos de crédito que ofrece ICETEX.
El Gobierno de la República planteó una “solución” descarada a la crisis universitaria. Acogerse a los préstamos que ofrece ICETEX es vender el alma al diablo. Son miles los casos de personas que pasaron varios años de la vida profesional (y eso quienes lograron culminar la carrera) pagando dos o más veces el préstamo. El Gobierno no ve la educación como una herramienta fundamental para generar cambios estructurales de mejora en la sociedad. Más bien sigue aprovechándose de la necesidad y el deseo de los jóvenes, quienes por medio del pago de intereses sostienen el rentable negocio de la educación superior. Así mismo, el Gobierno Nacional desconoce el artículo 67 de la constitución, el cual dice que «La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura (…)».
Los estudiantes que convocaron el paro estudiantil en el 2018, y estuvieron liderando el paro nacional en el 2019, tienen razón al afirmar que no basta con el presupuesto del PIB destinado para la educación. Presupuesto que para el 2020 es solo del 4.5%. Se necesita una inversión adicional que permita generar ciencia de una forma más sencilla para las universidades públicas, pues los estudiantes y profesores no pueden seguir trabajando con las uñas.
Al igual que la renta básica, el programa matrícula cero es fundamental para que Colombia logre salir de esta crisis económica y social que se incrementa a diario. Solo garantizando que 2.440.367 estudiantes continúen cursando sus carreras e interesándose por la ciencia, podremos tener un futuro que le haga frente a la pandemia con una primera línea de científicos naturales, sociales, ingenieros, artistas, profesionales capaces de contrarrestar las secuelas que el manejo dado a este virus viene dejando en la sociedad.
Diferentes universidades del país se han comprometido con la iniciativa de matrícula cero, beneficiando a más de cincuenta mil estudiantes, la mayoría pertenecientes a estratos 1, 2 y 3. Pero aún hay muchas universidades que no han confirmado este beneficio; es el caso de la Universidad Nacional de Colombia, donde la comunidad universitaria no se ha dado por vencida y sigue convocando espacios para exigir la implementación de este beneficio.
Matrícula cero es solamente un alivio económico para los estudiantes y sus familias; pero queda pendiente solucionar otros problemas, como es el acceso a computadores para los estudiantes, conectividad a internet y acondicionar plataformas de estudio virtual óptimas, que permitan el desarrollo de las clases en este momento de cuarentena.
Necesitamos un Gobierno Nacional que de una vez por todas inyecte a la educación los recursos financieros necesarios para un funcionamiento con calidad. Un gobierno que esté del lado de los beneficios colectivos y que sea consciente de que la educación es el elemento fundamental de crecimiento económico, social y cultural de nuestro país. Un gobierno que considere la educación como el capital más importante que cada colombiano puede tener. Necesitamos un gobierno que vea la educación como una inversión y no como un gasto para una caterva de atenidos.