El 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Esta celebración se realiza por la importancia que tienen las comunidades indígenas en la conservación de la diversidad cultural y del medio ambiente de los territorios. Los días internacionales de celebración son días que dignifican la existencia de algunos grupos que han sido oprimidos o están en riesgo de vulnerabilidad. Para la ONU, las celebraciones internacionales dan la posibilidad de sensibilizar a la sociedad y visibilizar, en medios de comunicación, debates sobre derechos humanos, desarrollo sostenible y salud pública de comunidades.

Entendido lo anterior y con respecto a la celebración que hoy nos convoca, es pertinente preguntarse por las 102 comunidades indígenas que habitan nuestro país, y hacer un seguimiento a las políticas de conservación y cuidado que el actual Gobierno, en sus dos años de gestión, ha planificado para la protección y desarrollo de nuestros pueblos indígenas. Estas políticas deben ir enfocadas al cumplimiento del artículo 7 de la constitución política de Colombia, el cual dice que «el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación». A su vez, las políticas nacionales deben cumplir el Auto 004 de 2009, en el que la Corte Constitucional ordena al Estado garantizar la protección de 34 pueblos indígenas que se encuentran en riesgo de desaparición debido al conflicto armado.

Hasta ahora el reconocimiento que ha hecho el Gobierno de la República hacia estas comunidades, se basa en una consulta previa que dio como resultado la construcción del capítulo: Indígenas en el Plan Nacional de Desarrollo. En este capítulo se les promete a los pueblos indígenas una inversión global de diez billones de pesos durante los cuatro años de la presidencia.

Sin entrar a debatir el desembolso de los recursos, este Gobierno sigue cayendo en la dinámica del padre ausente que piensa que los problemas de sus hijos se solucionan con promesas económicas, cuando los problemas que sufren los pueblos indígenas son históricos y necesitan una reestructuración integral, que sea planeada por las autonomías de todas las comunidades indígenas. Este sería un lindo comienzo de reconciliación con nuestras comunidades.

Sin embargo, en estos dos años el Gobierno ha sido negligente. No se ha interesado en resolver los problemas de salud, desplazamiento, hambre e inseguridad que viven las comunidades indígenas. Ha patrocinado, en pleno 2020, relaciones de desigualdad, avivando el racismo y la exclusión política de estos pueblos.

El Gobierno no ha protegido a las comunidades indígenas amenazadas por la violencia, las ha desconocido como patrimonio nacional y las tiene sumergidas en un total abandono institucional. Hoy muchos pueblos indígenas, como los Embera Chamí, se encuentran al borde del etnocidio, pues son víctimas de desplazamientos y masacres. Tienen que dormir a la intemperie y sin ningún tipo de esquema de higiene o bioseguridad, exponiéndose a enfermedades mucho más graves y letales que el Covid-19.

La relación que tienen las comunidades indígenas con el actual Gobierno ha sido políticamente excluyente. A pesar de las peticiones de diálogo que han hecho, el Gobierno Duque no escucha sus reclamos y no acepta reuniones. Es arrogante, no responde ante las necesidades de seguridad y preservación de la vida. A diario conocemos trágicas noticias de asesinatos a miembros de la guardia indígena del Cauca, casos de desnutrición de niños en la Guajira, y todos los días vemos en la calle a mujeres indígenas Embera mendigando una moneda para sobrevivir. Estamos ante un Gobierno excluyente, clasista y patriarcal. Se está generando un etnocidio a plena luz del día.

En virtud de la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas es imperativo hacer un llamado ciudadano al Gobierno para la protección y conservación de los pueblos indígenas y sus territorios. El reconocimiento de los pueblos no solo se logra con la promesa de una inversión económica, es necesario romper esas relaciones desiguales y reconocer las autonomías indígenas en los territorios, quienes son los únicos capaces de conservar y cuidar nuestros recursos naturales. Necesitamos que el Gobierno deje de hacerse el de la vista gorda y se haga responsable de cuidar los derechos humanos, y devolverles la paz a las comunidades. 

Guardia, guardia. Fuerza, fuerza.

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