Una y otra vez, otro buen muchacho de Uribe en problemas judiciales, Diego Cadena se enfrenta ante la justicia por supuestos sobornos a testigos.
Una y otra vez, otro buen muchacho de Uribe en problemas judiciales, Diego Cadena se enfrenta ante la justicia por supuestos sobornos a testigos, en favor del innombrable, pero como ya es costumbre, todo ocurre a sus espaldas. Es duro pensar que por muy cerca que esté la justicia, siempre hay un túnel de salida que lo hace salir ileso de cualquier acusación en su contra. Cadena es señalado por la fiscalía de los siguientes delitos: soborno en actuación penal y fraude procesal. Según señaló el fiscal Daniel Hernández, el abogado le ofreció a un exparamilitar una fuerte suma de dinero para que declarara en contra del senador Iván Cepeda ante la corte suprema.
Diego Cadena, quien puede ser el hombre más generoso de Colombia, le habría ofrecido de su bolsillo una “ayudita humanitaria de 200 milloncitos de pesos” a un preso, pero a cambio él le tenía que hacer un pequeño favor: decir un par de mentiritas en la corte. El eufemismo puede definitivamente hacer creer que un elefante es más pequeño que una hormiga. La ingenuidad es grande en el país del sagrado corazón, pero que tampoco vengan con esas pendejadas, porque esta película de terror ya se ha visto miles de veces.
Entonces ¿Qué supone uno?
Uno supone que esto es un negocio de mafias politiqueras, que buscan sacar del camino a rivales políticos sin importar que se tenga que transgredir la ley, porque el fin justifica sus medios. Ya es costumbre ver cómo son sus “jugaditas”, esas que aplican de seguido en el congreso.
Uno supone que el innombrable está detrás de toda la trama, porque eso de hacer creer que él no tiene velas en este entierro, está difícil. Recuerden la forma sistemática en la que han muerto los testigos que han declarado en su contra, las cientos de acusaciones que pesan sobre él, sus nexos tan cercanos al cartel de Medellín, todo esto hacen pensar que Colombia está secuestrada por una banda de criminales.
Uno supone que desde el mismísimo ubérrimo se coordinó todo, porque es difícil creer que un abogado saque de su bolsillo tanto dinero para favorecer a su cliente, cuando él esta es para ganar dinero, no para perder.
Uno supone que detrás de todo esto hay muchos intereses oscuros que buscan desesperadamente sacar del camino a cualquiera que levante la voz en contra del gobierno y de quienes manejan el poder detrás de los títeres.
Uno supone que tanto el abogado como su cliente son cómplices; el vínculo tan cercano que manejan y por todo lo que implica hacer semejante montaje es imposible creer que solo sea ocurrencia de uno solo, para tal acto se necesita un plan coordinado.
Uno supone que esto sigue siendo igual que en los tiempos de Pablo Escobar: si alguien del cartel caía no delataba al grupo, la ley del silencio imperaba, “pájaro enjaulado no canta”.
Uno supone que esto es toda una organización al servicio del mal, son tantas las investigaciones en las que se señala al innombrable, que con el tiempo se va a necesitar una sala de archivos exclusiva para guardar todos los expedientes y casos por el cual es sindicado.
Uno supone que al país lo han vuelto una burla, las excusas con las que pretenden hacer creer que es inocente o no tuvo nada que ver son tan ridículas que bien pueden ser un chiste de mal gusto: “todo fue a mis espaldas”, “era una ayuda humanitaria”, “todo lo hicieron sin mi consentimiento”, “vivimos una tragedia familiar”, “es persecución política”, “el Castro-chavismo quiere destruir a Colombia”, “los líderes sociales están siendo asesinados por líos de falda”, “fueron unos buenos muertos”.
Uno supone que ya esto es una narco dictadura. Parece que a Colombia la gobierna una sola persona con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de hacer y modificar leyes a su antojo. Esos lazos tan cercanos de los carteles con el gobierno: “memo fantasma”, “Ñeñe Hernández”, “la finca cocalera del embajador Sanclemente”, entre tantos otros.
Recuerdo las palabras del célebre escritor inglés Aldous Huxley, quien decía: “cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lengua”. Quizás esto ayude a entender el porqué de un hablado tan bonito y alejado de la realidad, que pretende hacer creer que lo negro es blanco y lo malo es bueno; pero quienes ven la realidad como es, saben lo que realmente hay que suponer.