El desplazamiento y la apropiación ilegal de tierras han sido pan de cada día en algunas zonas del país. Recientemente Noticias Caracol publicó el testimonio de dos campesinos que vivieron en la región urabeña de Tulapas, y que explican la relación de las autodefensas con el ejército.

A mediados de los años 90 en esta región, se ejecutó un plan para robar la tierra a cientos de campesinos. Ayineth Pérez, campesina despojada de Tulapas, contó que a unos vecinos «les mocharon la cabeza. A otros los asesinaban y los dejaban tirados en el camino, y ¿Quiénes eran? los que se decían los mochacabezas. ¿Quienes eran los mochacabezas y con quienes iban? Obviamente iban con el ejército». 

Recordemos que Benito Osorio, ex gobernador de Córdoba ya había hecho mención al tema. En sus declaraciones habló de militares de alto perfil, políticos y ganaderos; involucrados en el despojo de tierras a campesinos. «No se puede, de ninguna manera, separar a Fedegan de las Autodefensas Unidas de Colombia», dijo.

Osorio también reveló en sus declaraciones como era que lograban que ningún campesino desplazado volviera a reclamar su tierra: «Ese bien era inmediatamente incinerado, quemado, para que no quedara vestigio de nada y nadie pueda ocuparla. Una acción que hizo el fondo ganadero, y que la hice yo en muchas ocasiones porque yo tenía como que un ánimo de pirómano, me gustaba ver la candela sobre esas chozas donde vivían los campesinos». 

En los años 80 empezaron a llegar los primeros grupos criminales a Tulapas, pues es una región estratégica que conecta el Urabá antioqueño y el cordobés. Eso sí, después del 90 fue que empezó la cruel situación. «Después del 90, primero entraron por el Pueblo Bello que fue que hicieron esa masacre, que hicieron de las 41 personas que se llevaron de Pueblo Bello, en forma de los Tangueros, que eran los Tangueros y eso si causó mucho terror, mucho temor en la población cuando ya hicieron eso. Y ahí si la gente era temblando todo mundo, porque esa gente estaba en la zona», explicó Manuel Mercado, campesino despojado de Tulapas. 

La complicidad entre el ejército y los paramilitares nunca fue un secreto para los habitantes de Tulapas, incluso Osorio lo explicó diciendo: «la convivencia de la policía y el ejército con las autodefensas era total. La hacienda Tulapas era escenario donde llegaban algunos militares a encontrarse con otros miembros de autodefensas que yo no conocía a recibir recursos económicos”. 

Después de todo el desplazamiento, aparecieron los compradores. Las autodefensas obligaron a los campesinos a vender sus tierras, y en su declaración Benito Osorio aclaró que fueron 130 predios los que terminaron en manos del Fondo Ganadero de Córdoba.

Este mismo (el FGC) se había aliado con Sor Teresa Gómez, cuñada de los hermanos Castaño, que les ayudó a adquirir la tierra a precios muy bajos. Ayineth cuenta que «ella misma era quien iba y hacía los negocios, porque ella era de las que ponía el arma en la mesa para que los campesinos le vendieran sus predios».

A Manuel Mercado lo amenazaron, le dijeron que «si seguía impulsando lo del proceso de tierra, por allá no volviera más o reclamara más, que más tardaba yo en ir solo allá que para desaparecerme, y sí a mi me hicieron más de una atentado, me hicieron más de un intento de homicidio». 

Hoy por hoy, 25 años después, muchos campesinos siguen esperando poder volver a Tulapas. Sin embargo, la violencia que aún azota a la región y que los persigue incluso en el exilio, no les permite volver a reclamar sus tierras. 

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