La compañía global de energía, Chevron, tiene trazado un camino audaz hacia el futuro en Colombia con planes de inversión por US$6 millones en San Andrés y Cartagena. Estos planes se suman a su compromiso con la transición energética y el fortalecimiento del negocio de biocombustibles en el país, según María de los Ángeles Manrique, gerente de Chevron Colombia.

La empresa, conocida por su liderazgo en la exploración, explotación, distribución y almacenamiento de combustibles líquidos, ha estado operando en Colombia durante más de 100 años como distribuidores mayoristas de combustibles. Actualmente cuenta con una red de cerca de 600 estaciones de servicio, seis terminales de distribución y almacenamiento de combustibles propias, cuatro terminales conjuntas, operaciones en los aeropuertos de San Andrés y El Dorado, y una planta de lubricantes.

La adquisición reciente de dos terminales adicionales en Yumbo y Buenaventura pone de manifiesto el interés de inversión en Colombia y la expectativa de la empresa por seguir creciendo regionalmente.

Las inversiones proyectadas para Cartagena y San Andrés se sumarán a las inversiones de mantenimiento en infraestructura en las plantas de abastecimiento de Bogotá, Medellín, Yumbo y Buenaventura. «Tenemos planeadas inversiones en nuestras terminales de Cartagena y San Andrés por cerca de US$6 millones para los próximos años», destacó Manrique.

Más allá de las inversiones monetarias, Chevron está generando impacto social a través del empleo. Actualmente, la compañía tiene 190 empleados asociados en Chevron Bogotá y en sus terminales, y cerca de 12.000 indirectos.

En cuanto a la transición energética, la apuesta de Chevron se dirige hacia los biocombustibles. «En Colombia, contamos con la distribución de gasolina mezclada en todo el territorio. El último proyecto que inauguramos en este negocio fue San Andrés», comentó Manrique.

Ya finalizaron las adecuaciones de infraestructura en la terminal de San Andrés para responder al requerimiento del Gobierno de proveer una gasolina mezclada con biocombustible. Esto implicó inversiones de US$1,3 millones.

Según Manrique, la transición energética responsable puede traducirse en un crecimiento económico sostenible, un incremento en la seguridad, confiabilidad energética y una reducción de emisiones. «Tenemos toda la experiencia internacional para aportar. En Colombia, esto será posible de manera gradual, se necesitan soluciones energéticas confiables y viables económicamente», afirmó.

A pesar de la apuesta por energías alternativas, Chevron seguirá manteniendo su negocio de combustibles convencionales en Colombia. «Creemos que seguirán teniendo un rol importante en la próxima década al ser una solución eficiente y una opción accesible para ir migrando de manera segura hacia fuentes más limpias», señaló Manrique.

Estas inversiones y el compromiso de Chevron con la transición energética respaldan el crecimiento económico y el desarrollo sostenible de Colombia, al tiempo que refuerzan el liderazgo del país en energías renovables

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