Recientemente Juana Perea fue asesinada de un disparo en Nuqui, Audberto Riascos y Rocío Alomina Mantilla fueron asesinados en Cauca, Jorge Solano Vega fue asesinado en Ocaña, Luis Gonzalo Hincapié fue asesinado en Antioquia. En Colombia nos estamos quedando sin líderes sociales, ¿Quién los mata?.

Hasta hace poco era muy difícil en la realidad Colombiana tener en cuenta o entender términos como “líderes sociales”, tras el proceso de PAZ en la Habana y en uno de esos logros del posconflicto hemos podido posicionar y lograr que la sociedad Colombiana entienda el significado de los liderazgos sociales, significado complejo que plantea preguntas serias sobre el avance del Estado de Derecho, o sobre la “seguridad política” que es un concepto que he elaborado en otros espacios, pero que básicamente se trata del avance serio para que cada ciudadano, pueda hacer ejercicio de su libertad política en todo el territorio nacional (algo que tristemente no ocurre en la gran mayoría del territorio).

Colombia sigue siendo un país grande y complejo para el Estado Colombiano y sus administradores. Líderes sociales han asesinado durante toda nuestra historia pero antes no les llevábamos la cuenta, uno de los logros más importantes en materia de derechos humanos de esta década en nuestro país, es precisamente que visibilizamos cosas que antes no eran visibles; llámese líderes asesinados, masacres extrajudiciales (falsos positivos) entre otros.

Cada día matan a líderes sociales a lo largo y ancho del territorio y la pregunta que ya respondimos es por qué los matan, pero nos falta responder otra pregunta, grave y cruel, y es quién los está matando, quienes están cometiendo estos asesinatos tan fríos y desalmados.

Lo cierto es que cada vez es más evidente que hay una institución que opera en todo el país, y no es el Estado que casi siempre se limita a las grandes ciudades. La institución que opera en todo el país es la marginalidad, la desigualdad, la carencia de Estado, de instituciones civiles, jurídicas y también militares. Es una institución sórdida a la que los políticos aportan mucho y alimentan a diario. Problemas de tierras, desplazamientos, mafias, narco-estados por doquier.

Los líderes sociales son asesinados porque no hemos podido dar unos mínimos de garantías políticas, es una vergüenza que 30 años después de firmar la constitución ni siquiera eso podemos ofrecer. 250 líderes asesinados este año nos marcan una pauta siniestra de 6 por semana.

Esta debe ser la agenda urgente con miras al 2022, las candidatas y candidatos que no tengan esto en la agenda no tienen la sensibilidad necesaria para cambiar este país. Es cierto que salvaguardar la vida de nuestros líderes es una tarea compleja, sin lugar a dudas es la misma tarea de llevar Estado legítimo a territorios donde nunca se ha hecho. Pero siempre podemos ver si las cosas mejoran o empeoran, (siempre podemos estar peor) y es cierto que estamos yendo (o nos están llevando) por el peor de los caminos. No creo que un cambio completo de gobierno vaya o pueda salvar la vida de los líderes que aún tenemos vivos, pero de lo que estoy convencido es que solo cambiando el actual podemos iniciar un camino donde quizás un día nos descubramos en un país en paz.

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